Alguien dijo: La casa es para comer y para dormir.
Otros aseguran: La casa es para disfrutarla.
Para el profesor Enrique Alejandro Urcola, la casa, además de para muchas otras cosas, era para hacer volar la imaginación e ir transformándola, con su inequívoco amor a la belleza. Cierta habitación, el estudio-taller, la cocina, el comedor, el baño, el lavadero, el garaje, el zaguán, el patio -en menor o mayor medida- atesoran curiosas muestras de una mente original y un cuerpo laborioso.
SU ESTUDIO -TALLER Arquitectura en cartapesta
Transformación
De cómo Enrique Alejandro Urcola transformó, a fines del 1930, una habitación común, prismática, de una clásica casa chorizo de principios del siglo XX, en su cálido y original estudio-taller.
El techo de tirantería a la vista, y ladrillos, y alfajías, dio paso a un singular cielorraso de cartapesta, fruto de su imaginación, trabajo e ingenio. Y la habitación toda fue convertida en dos ambientes mediante un gran vano que simula un enorme pórtico, en el que un tabique de mediana altura (también de cartapesta) logra continuidad espacial y amplitud, al mismo tiempo que privacidad.
Una pintura, superpuesta en un lado del tabique, en la que representa una ventana a través de la que se ve un paisaje campesino linqueño, completan este curioso hábitat que destinara a su estudio-taller.
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